lunes, 14 de julio de 2014

Conversaciones de niños en el parque (o adultos mini)

Ayer en el parque no pude evitar escuchar una larga conversación entre dos críos que tendrían como mucho 6 años. Un niño y una niña.
Era ya tarde, casi hora de cenar, no quedaba casi nadie y mi hijo se empeñó en estar un rato más. Después de un rato jugando en columpios y sube-y-baja, al final fijó la vista en el tobogán.

En lo alto, una niña, cara angelical, pelo largo suelto, fingía hablar por teléfono con otro niño de su misma estatura y edad. Cara de pillo-bueno, gafas y pelo revuelto. Sus madres en un banco, alejadas, hablando tranquilamente de sus cosas.
Mi hijo no se atrevía a decirle a la niña que se quitara que quería bajar así que se quedó a mitad escalera y enseguida quedó fascinado con la conversación que llevaban los dos niños mayores que él.

El padre de mi criatura y yo nos quedamos cerca, sin intervenir, y empezamos a flipar un poco con la cháchara de la pareja. Al principio era todo un juego, la niña era la reina de "chicalandia" y por teléfono hablaba a su "enemigo" (así le llamaba) y le contaba que no podía acercarse a su reino, ya que sólo se permitían chicas.
Un derroche de imaginación y verborrea infantil muy divertido. él le decía que tenía un arma y haría lo que quisiera, ella le contestaba que eso no era un arma, que era una simple pistola y no podía nada contra ella. Entonces gritó que como se acercara "le cortaría su asquerosa cabeza".

Padre-criatura y yo nos miramos y comentamos que quizás había leído ya Alicia en el País de las Maravillas y se había quedado con la reina corta-cabezas...
Entonces la niña bajó y se fue a perserguir al niño, estuvieron corriendo por todos los columpios un buen rato, hablándose a gritos (imposible no oirles) y jugando.
El juego fue subiendo en grado, uno y otra se iban contando qué se iban a hacer si el uno invadía el territorio de la otra.
"Mandaré un ataque de soldados zombies que te devorarán", "Ey, enemiga, atrévete a matarme","Pues yo voy a traer una sierra y te cortaré los brazos", "Voy a prender fuego toda tu ciudad", "Traeré a mis robots asesinos", "Me comeré tu cerebro"...

Yo ya estaba entre muerta de la risa y escandalizada, pensando en qué dibujos animados estaban viendo esos críos para tener esas ideas tan brutas y sangrientas.
En eso, la niña sube corriendo al tobogán y se queda arriba, "no me atraparás", y el niño sube corriendo detrás y a un centímetro de su cara le espeta a grito pelao: "Asquerosa reina, voy a pegarte un tiro en la cabeza!!".

"Un niño republicano", dice mi marido... No sabemos si reirnos o llorar.
Comentamos que nosotros también jugábamos así, que si las historias de indios y vaqueros también eran muy bestias, pero que no les acabábamos de ver el sentido real de las historias (pasé mi infancia aterrorizada ante la posibilidad de que los apaches vinieran a Zaragoza a cortar cabelleras, creo que no se me pasó el miedo hasta que vi en el cine Bailando con Lobos).
Y sí, puede ser, pero tan pequeños y esas formas de jugar y esas expresiones tan violentas?

Después de eso se tranquilizaron y se fueron a los columpios, frente a frente, columpiándose  de lado a lado, empezaron a hacerse confidencias ya en un tono un poco más normal.

Mi hijo pierde el interés y vuelve al tobogán. Nosotros con él. Pero al rato se cansa y vuelve a cotillear a los dos mayores, se les planta delante y les escucha. Ellos le ignoran por completo (lógico, es un enano), y yo voy a buscarle, cuando llegó alcanzó a oir la conversación, la niña es la que más está hablando, lleva un rato y el otro la escucha. "Yo lo que quiero es estar con un hombre que me quiera, como Fulanito, que viene a mi clase y me regala flores todos los días",

¡Toma!

"Bueno, cariño, vámonos a casa", mi hijo que dice que no, está súper-interesado en la conversación. La niña sigue con su monólogo sobre el amor, le importa un pito que esté yo al lado tirando de mi niño. "Mira, además es que hay que hacer cosas a veces para que te hagan caso, yo a Zutanito le enseño todo cuando voy a su casa y entramos a hacer pis al baño, le dejo que me vea todo el..."

La última palabra fue ya la que me negué a escuchar aunque la oí. "Nene, vámonos y te compro un calippo". Ante eso mi hijo pasa de los dos críos y se viene. El día anterior cumplió 3 años, pensaba que me quedaban unos cuantos años para estas cosas, no solo 3.

¿O aún puedo hacer algo para que tenga una infancia larga y divertida?