jueves, 24 de septiembre de 2015

La moda de los rincones de lectura

Desde que pinterest y la moda por lo cuqui entró a nuestras vidas, parece que somos esclavos de las cosas bonitas y nos pegamos buena parte de nuestro tiempo de navegación buscando ideas e inspiración para cualquier asunto.

No está mal, lo cierto es que se nos abren posibilidades hasta ahora limitadas a nuestra sola imaginación y gusto, pero a veces se nos va el tema de las manos.
Ya no solo en todas las casas hay una mesa auxiliar Lack, sino que en todas las casas tenemos una Lack tuneada para que sea cuqui.

De entre todas las ideas de decoración que pululan por ahí, una de las más llamativas es la de los rincones de lectura para niños.
Confieso que yo caí en el encanto de estos rincones y explore posibilidades tanto en Instagram como en Pinterest, pero estoy viendo que se está convirtiendo en una obsesión (y que no se me mosquee nadie) para algunas progenitoras que ansían que sus nenes lean y lean.

Llegados a este punto me paro y pienso. ¿No se nos va de las manos? Son rincones bonitos bonitísimos, sí, y hay fotos monerrísimas (no sé si he puesto bien la palabreja inventada ad-hoc para cosas cuquis, ese es otro tema del que podríamos hablar otro día), pero realmente son necesarios para aficionar a un niño a la lectura?

Visto en Pinterest


Soy lectora compulsiva, y bastante precoz, y jamás tuve un rincón de lectura. Bueno sí, lo tenía, como todo hijo de vecino...

La primera pega que veo es que acaba siendo muy de postureo de cara a las visitas cuando estás dando más importancia al sitio en sí que a la acción de leer. Me explico. Con tanta perfección acabas dando prioridad a lo estético antes que a lo práctico, a la parte de exhibición antes que a la lectura en sí.

Cuando se pregunta a expertos qué hacer para que un niño tome interés por la lectura muchos mencionan el proporcionar un lugar adecuado. Este lugar pasa por que el niño tenga acceso fácil a los libros, que los pueda coger él mismo sea cuál sea su estatura. Pero ¿para esto necesitamos "construir" un rincón de la casa a este próposito?
¿No vale con dejar los libros en los niveles de las estanterias a las que llegue? ¿Y no vale enseñarle que cuando quiera coger un libro que no alcance mamá y papá están disponibles para hacerlo?

Muchos de los rincones de lectura que vemos por ahí están preparados para mostrar las portadas y dejarlos en exposición.
Yo tendría que vivir por lo menos en Buckingham Palace para poder colocar así mis libros. Y mucha gente. Con esta modalidad de rincón nos quedamos sin espacio para libros en dos días. (Además me sigo resistiendo a los ebooks, y mi afán acumulativo de libros sigue creciendo...).
Por otra parte de esta forma estamos dando muchísima importancia al exterior del libro, más que al interior. Y está más pensando para los álbumes ilustrados que para otro tipo de libros, y sí, todos tenemos álbumes, y estamos en una época de esplendor en los libros ilustrados con verdaderas joyas, pero también tenemos libros sin ilustraciones o libros con ilustraciones pero con muchas páginas que no es práctico colocar de este modo.
Además hay libros con ediciones feas pero con buen contenido que no vale la pena poner en escaparate.

Los niños crecen e irán teniendo más libros de estos últimos. ¿Tendremos que desechar el rinconcito cuqui?

Otra cuestión, la comodidad. Veo que muchos de estos rincones se completan con cojines tirados por el suelo. Cuqui, sí. ¿Práctico? No mucho. Y si tienes perro ya ni te cuento...
Además dar tanta importancia al entorno no lo veo tan esencial. Cuando te sumerges en un libro te sumerges del todo y el entorno se desdibuja. No es tan importante que sea bonito.

Creo que lo que hay que potenciar es que toda la casa sea un rincón de lectura. Esto es como otros menesteres (¿Por qué restringir algunas actividades sólo a la cama cuando hay tantas posibilidades?).
Se puede leer en cualquier sitio, donde nos guste más, donde estemos más cómodos, donde en ese momento haya menos ruido, donde acostumbre a echarse el gato para que nos caliente los pies mientras, en la terraza al solete en primavera, en la cocina si nos han invadido el salón, en el baño, en la bañera, en la cama o en el sofá.
Y fuera, claro. Acabamos leyendo en el metro, en la sala de espera de los médicos, en un prado, en un parque...

Y esta será una de las claves que ayudarán a que nuestros hijos lean, que vean que el mundo es un rincón de lectura y que nosotros leemos en cualquier parte, porque el ejemplo es lo que más cuenta.